20 de noviembre del 2203, esto parece un horno y no hay agua que beber. Tengo ganas de encontrarte, voy a tu casa otra vez a bañarme en tu mirada pa’ dejar de padecer. Es de noche todavía, salgo de casa a escondidas con mis 15 primaveras de tormentos y agonías. Nos dijeron que en cualquier momento el sol se apagaría y hemos quedado para ver como amanece un nuevo día.

La guerra no ha terminado, ya nada es como fue ayer, de nada sirve el dinero, la influencia o el poder. Todo esto se va a la mierda, todo lo querían tener y delante de sus ojos el planeta se echaba a perder.

Ahora, dime, ¿qué nos queda? El recuerdo y poco más. Me acuerdo de estar jugando en una playa de alquitrán. Cuando no había peces muertos empezaban a llegar todos los plásticos y envases que se habían tirado al mar. Yo jugaba a imaginar los sitios de dónde venían, Alicante, Murcia y Málaga fijo que molarían. “De todo eso nada queda, se las ha tragado el mar” me contaban mis abuelos a puntito de llorar.

Hielo, bosques, nieve y selvas, son recuerdos de postal, nunca supieron lo que era tener solidaridad. Ahora estamos condenados, no podemos hacer na’, me está quemando la rabia, nena, y quiero verte ya.

Toma mi mano y llévame, y bésame en la boca mientras el mundo no para de arder. La tierra muerta a nuestros pies, desde la playa de Albacete veo el amanecer. Malditos sean todos aquellos que no lo supieron ver, ¿para qué queríais dinero, si no hay para comer?.

Y la producción en masa no devolverá las flores, su maldita hipocresía se ha llevado los colores. Lluvias ácidas que matan plantas, estado de alarma, menos mal que esta brisa de invierno me refresca el alma. Me contaron que al principio la gente empezó a rezar y los putos gobernantes a robar cada vez más, al final todo estalló en una gran guerra mundial, que hoy carece de sentido, no hay nada que conquistar.

Tuvieron la culpa todos, ricos y gente de a pie. Si pudiera hablar con ellos les haría retroceder, entre tanto consumismo no llegaron a entender que estaban prendiendo fuego al puto jardín del Edén.

¿Y buscabais responsables para curaros la jaqueca? No ha sido la mala suerte ni una maldición azteca, el culpable en el espejo te devolverá la mueca con los bolsillos muy llenos pero la cabeza hueca. Y es que ahora de nada sirven mis malditos pensamientos, el rencor no va a ayudar a que siga sobreviviendo. Ahora corro hacia tu casa, no quiero perder el tiempo, se oyen gritos a lo lejos y me huele a azufre el viento.

Un silbido y ya te veo asomada a la ventana, me haces gestos, yo te miro con la sonrisa embobada, silenciosa te me unes, vamos juntos a la playa, me da igual no ver el Sol, ya me calienta tu mirada.

Toma mi mano y llévame, y bésame en la boca mientras el mundo no para de arder. La tierra muerta a nuestros pies, desde la playa de Albacete veo el amanecer. Malditos sean todos aquellos que no lo supieron ver, ¿para qué queríais dinero, si no hay para comer? (x2)